“Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.” Mt 18,5
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CAMPANAS PARA VILLA CURA BROCHERO



"Es una bendición muy grande para los argentinos y devotos de este pastor con olor a oveja, que se hizo pobre entre los pobres, que luchó siempre por estar bien cerca de Dios y de la gente", manifestó el Papa.

Mediante una carta dirigida al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, para que sea leída en la ceremonia de beatificación, Francisco destacó la vida y obra del sacerdote Brochero.

En ese sentido, dijo que fue un sacerdote que "conoció todos los rincones de su parroquia, no se quedó en la Sacristía a peinar ovejas, el cura Brochero era una visita del mismo Jesús a cada familia".

También sostuvo que fue un "pionero en salir a las periferias geográficas y existenciales para llevar a todos el amor, la misericordia de Dios. Se desgastó sobre la mula y acabó enfermando de lepra, a fuerza de salir a buscar a la gente, como un sacerdote callejero de la fe".

En otro párrafo de la carta, el papa Francisco resaltó la actitud de Brochero que supo escapar de la "cueva del egoísmo mezquino que todos tenemos" y que también conquistó para Dios a personas de "mala vida y paisanos difíciles".
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LA BEATIFICACIÓN DEL CURA BROCHERO

EL 14/9/2013 será la beatificación del Cura Brochero 


Gabriel del Rosario Brochero nació en los aledaños de Santa Rosa de Río Primero (Córdoba) el 16 de marzo de 1840. Era el cuarto de diez hermanos, que vivían de las tareas rurales de su padre. Creció en el seno de una familia de profunda vida cristiana. Dos de sus hermanas fueron religiosas del Huerto. Habiendo ingresado al Colegio Seminario Ntra. Sra. de Loreto el 5 de marzo de 1856, fue ordenado sacerdote el 4 de noviembre de 1866.


Predicó el Evangelio asumiendo el lenguaje de sus feligreses para hacerlo comprensible a sus oyentes. Celebró los sacramentos, llevando siempre lo necesario para la Misa en las arganas de su mula. Ningún enfermo quedaba sin los sacramentos, para lo cual ni la lluvia ni el frío lo detenían. “Ya el diablo me va a robar un alma”, decía. Se entregó por entero a todos, especialmente a los pobres y alejados, a quienes buscó con especial solicitud para acercarlos a Dios.
Pocos días después de su muerte, el diario católico de Córdoba escribe: “Es sabido que el Cura Brochero contrajo la enfermedad que lo ha llevado a la tumba, porque visitaba largo y hasta abrazaba a un leproso abandonado por ahí”. Debido a su enfermedad, renunció al Curato, viviendo unos años con sus hermanas en su pueblo natal. Pero respondiendo a la solicitud de sus antiguos feligreses, regresó a su casa de Villa del Transito, muriendo leproso y ciego el 26 de enero de 1914.

¿Por qué es  Beato el  Padre Brochero?
La increíble salvación de un bebe de 11 meses que en un accidente de tránsito sufrió fractura cerebral con pérdida de masa encefálica, por quien la ciencia médica ya nada podía hacer, fue acreditada como un milagro del llamado “cura gaucho” que los padres de la criatura le encomendaron.


La comprobación del milagro atribuido al sacerdote se produjo después de un largo proceso, que comenzó en Córdoba y finalizó  en el Vaticano. Para el futuro ya se piensa en gestionar su consagración como santo, según confió Dante Simón, el vicario judicial que intervino en el proceso.
El perito médico que intervino en la causa, Carlos Rezzónico (ex ministro de Salud de la provincia) Puntualizó que la recuperación del niño “excede claramente lo esperado, pues era remota su posibilidad de vida y, en el caso de sobrevivir, sólo con riesgo de permanecer con severos impedimentos neurológicos”.
Remarcó que “por el contrario, se dio una restauración esencial de las funciones cerebrales: cognitiva, motora y sensorial”.

Concluyó que “la naturaleza se vio auxiliada por la intervención de factores que nuestros conocimientos médicos no explican” y que así lo entendió la junta médica del Vaticano para atribuir el milagro al cura Brochero.


En el Arzobispado de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez reunió a la prensa para anunciar la noticia, junto a los padres del niño salvado por el milagro brocheriano. “Me llena de alegría y emoción. Es un hombre que gastó la vida en Traslasierra predicando el Evangelio y buscando también una vida cada vez más humana y más digna para los fieles de su parroquia”, dijo Ñáñez.
Al destacar la beatificación que se formalizará en septiembre próximo, Ñáñez expresó que Brochero era “un modelo para los sacerdotes, para los creyentes y para la Iglesia”
Ante los periodistas, Sandra Violino y Osvaldo Flores, los padres de Nicolás -el niño salvado por el milagro- se mostraron felices por la beatificación y se declararon “brocherianos de la primera hora”, ya que siempre adhirieron a la obra del cura y encomendaron su matrimonio y el posterior embarazo a Brochero. Más aún, dijeron que cuando ocurrió la tragedia automovilística le imploraron que salvara la vida del bebe.
Sandra dijo al diario La  Nación que Nicolás -hoy tiene 13 años y acaba de concluir la escuela primaria- “tiene una profunda fe y ha vivido esta realidad. Comparte la misa en Villa Cura Brochero y visita la tumba (del sacerdote)”.
“Nos dijo que está muy emocionado y que sentía mucho amor en su corazón”, agregó. Y justificó su ausencia ayer en el Arzobispado al indicar que prefirieron preservarlo de todo este proceso.

Señaló que la familia estaba segura de la beatificación y que desde el día del accidente del niño rezaban diariamente para pedir la consagración del cura.

Iglesia  Cura Brochero 
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LA VOCACIÓN


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PENTECOSTÉS


En sus orígenes, la fiesta de Pentecostés fue una fiesta de
recolección, como la Pascua era la fiesta del comienzo de la siega.
Pentecostés, fiesta de recolección y, por tanto, fiesta de
abundancia, es fiesta de alegría y de acción de gracias.

Cuando la Pascua deja de ser una fiesta agrícola, para
convertirse en seguida en la celebración de la liberación de Egipto,
se trata de extender esta celebración a todos los acontecimientos
que han acompañado al Éxodo. Entre ellos, el mayor acontecimiento
es evidentemente la conclusión de la alianza del Sinaí, cincuenta
días después de haber salido de Egipto.

Para muchos, el primer Pentecostés cristiano evoca la fundación
de la Iglesia bajo la acción del Espíritu.

La proclamación del Reino inaugura los últimos tiempos. Desde la
Anunciación, el Espíritu está obrando en la vida de Jesús. En su
Bautismo intervino el Espíritu de una manera solemne para conferir
a Jesús su investidura mesiánica. Durante toda su vida pública se
multiplicaron los signos de efusión del Espíritu. Y cuando llegó el
momento supremo de la muerte en la cruz, fue también el Espíritu el
que emprendió la obra por excelencia: la Resurrección. En la
sangre derramada por el Mesías se ha sellado una nueva alianza,
que es la que da comienzo al tiempo del Espíritu.


Los apóstoles estaban llamados a ser los fundamentos de la Iglesia y ,

para llegar a serlo, ellos tenían que recorrer un camino espiritual,
acomodando progresivamente su fe ordinaria a la realidad de la resurrección.
El momento esencial de este camino es la Ascensión de Cristo.
Los apóstoles comprenden entonces que el Reino no es de este
mundo, pero que, sin embargo, se construye en este mundo, a
partir de la semilla plantada por Cristo y gracias a la misión universal.
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EL ESPÍRITU SANTO


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VEN ESPÍRITU SANTO Martín Valverde

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El Papa Francisco es un hombre al servicio de la Iglesia













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Renuncia del Papa Fuente: Pedro María Reyes Vizcaíno




Al producirse la vacante de la Sede Apostólica comienza un periodo que se llama de Sede Vacante. Durante este período rige el principio de nihil innovetur (que no se innove nada). El gobierno de la Iglesia queda confiado al Colegio de los Cardenales solamente para el despacho de los asuntos ordinarios o de los inaplazables y para la preparación de todo lo necesario para la elección del nuevo Pontífice (art.2) de la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis. El artículo 1, para mayor abundancia, señala que “el Colegio de los Cardenales no tiene ninguna potestad o jurisdicción sobre las cuestiones que corresponden al Sumo Pontífice en vida o en el ejercicio de las funciones de su misión; todas estas cuestiones deben quedar reservadas exclusivamente al futuro Pontífice”.

Se conoce como periodo de sede vacante el periodo que hay entre el momento en que se produce la vacante en la sede romana y la elección del siguiente sucesor de San Pedro. Este período ha sido regulado con detalle por la legislación canónica, teniendo en cuenta que se trata de un tiempo delicado para la vida de la Iglesia.

Si el Romano Pontífice renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente, pero no que sea aceptada por nadie.
Por lo tanto, la renuncia sería efectiva desde el momento en que se manifiesta formalmente. No se requiere que se haga por escrito. Sí que se haga de modo formal.

 El Cónclave
Los Cardenales se han de reunir en cónclave para proceder a la elección del nuevo Romano Pontífice. El artículo 37 establece que el cónclave comenzará 15 días después de la vacante de la sede apostólica, aunque el Colegio de Cardenales puede establecer otra fecha, que no puede retrasarse más de 20 días desde la vacante.
El espíritu de la legislación en vigor establece que el Cónclave haya de considerarse no una simple reunión de los Cardenales con derecho a voto, sino más bien un ámbito de retiro sagrado.

¿Quiénes tienen derecho a elegir al Papa?

El artículo 33 indica que “el derecho de elegir al Romano Pontífice corresponde únicamente a los Cardenales de la Santa Iglesia Romana, con excepción de aquellos que, antes del día de la muerte del Sumo Pontífice o del día en el cual la Sede Apostólica quede vacante, hayan cumplido 80 años de edad”: por ello, si un Cardenal cumple 80 años después de producirse la vacante -antes incluso de que comience el cónclave- tiene derecho a elegir al Papa.




¿Quiénes son admitidos en el Cónclave?
Para satisfacer las necesidades personales y de orden relacionadas con el desarrollo de la elección, han de entrar en las zonas reservadas a la habitación o a la elección el Secretario del Colegio Cardenalicio, que actúa de Secretario de la asamblea electiva; el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias con dos Ceremonieros y dos religiosos adscritos a la Sacristía Pontificia; un eclesiástico elegido por el Cardenal Decano, o por el Cardenal que haga sus veces, para que lo asista en su cargo. También deberán estar disponibles algunos religiosos de varias lenguas para las confesiones, y también dos médicos para eventuales emergencias. Se deberá también proveer oportunamente para que estén disponibles un número suficiente de personas en los servicios de comedor y de limpieza.
Además, si algún Cardenal lo necesita, puede solicitar la presencia de un enfermero que le acompañe.

Alojamiento de los Cardenales
El artículo 42 de la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis introduce una novedad importante:
Artículo 42. En el momento establecido para el comienzo del proceso de la elección del Sumo Pontífice, todos los Cardenales electores deberán haber recibido y tomado una conveniente acomodación en la llamada Domus Sanctae Marthae, construida recientemente en la Ciudad del Vaticano.
 Juan Pablo II, que participó en los dos cónclaves de 1978 y pudo observar estos inconvenientes, decidió buscar un acomodo mejor. La solución ha sido la Domus Sanctae Marthae: se trata de una residencia situada en el recinto del Vaticano, dedicada habitualmente a alojar al personal de la Curia Romana.

En el Cónclave de abril de 2005, se designaron tres ámbitos en los que se desarrollaría el Cónclave: la Capilla Sixtina, la residencia de la Domus Sanctae Marthae y las capillas de las Grutas de San Pedro, que se usaron para la celebración de la Misa de los Cardenales. Para el traslado entre los diversos lugares se dispusieron de de autobuses que hacían el recorrido, aunque los Cardenales que lo prefirieron fueron caminando.

La función del  Cardenal Camarlengo 
Es misión del Cardenal Camarlengo, ayudado desde el exterior por el Sustituto de la Secretaría de Estado, de que la elección del Papa se desarrolle con la necesaria reserva y discreción. Para ello puede emplear los medios técnicos que estime conveniente, de modo que asegure que no se instalen medios audiovisuales de grabación y transmisión al exterior.

El Inicio del Cónclave
El día fijado para el comienzo del Cónclave, por la mañana, se reúnen los Cardenales electores en la Basílica de San Pedro, y celebran la Misa votiva «Pro eligendo Papa». Esa misma tarde los Cardenales acuden en procesión a la Capilla Sixtina. Al llegar emiten solemne juramento. Al final de él, se expulsa de la Capilla Sixtina a los extraños al Cónclave, con la frase «extra omnes» (fuera todos) que debe pronunciar el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias. Una vez que se han ido todos los extraños, se cierran las puertas de la Capilla Sixtina.

El Escrutinio
La elección por escrutinio, el único modo actualmente válido, tiene lugar a través de la votación, individual y secreta, de los Cardenales electores. La Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis prescribe que se deben realizar dos votaciones cada día, además de una votación la tarde en que comienza el cónclave. Para que sea válida la elección debe contar con dos tercios de los votos. El artículo 74 prevé que, si después de 24 escrutinios los Cardenales no consiguen ponerse de acuerdo sobre el Cardenal elegido, podrán decidir por mayoría absoluta el modo de proceder, pero nunca se deberá prescindir del requisito de exigir mayoría simple para que sea válida la elección.

Aceptación del elegido
Una vez elegido, el Cardenal Decano pregunta al elegido si acepta su elección canónica como Sumo Pontífice. Si el elegido que es Obispo acepta, desde ese momento adquiere de hecho la plena y suprema potestad sobre la Iglesia universal. Una vez que ha aceptado, le pregunta el nombre por el que quiere ser llamado. Obviamente, estas preguntas las hace el Vicedecano si el elegido es el Decano del Colegio de Cardenales: esto ocurrió, por ejemplo, en la elección de Benedicto XVI. .Si el elegido no es Obispo, se procede inmediatamente a su ordenación episcopal. Los Cardenales a continuación le rinden homenaje y le prestan obediencia. Después de cada elección se queman las papeletas. La tradición indica que los Cardenales provoquen con paja seca o húmeda que el humo sea negro, si no se ha elegido al Papa, o blanco si se ha elegido al nuevo Romano Pontífice: es la conocida fumata negra o fumata blanca, que suele ver el pueblo romano desde la plaza de San Pedro.
 En el Cónclave de 2005, para asegurar que el humo saliera del color deseado, se añadieron productos químicos a la hoguera. Además se introdujo una novedad, y es que tocaron las campanas de la Basílica de San Pedro cuando la fumata fue blanca para anunciar a todos que efectivamente se había producido la elección del nuevo Papa.

Después de las ceremonias anteriores, el primero de los Cardenales Diáconos -es decir, el Cardenal Protodiácono- anuncia desde el balcón de la Basílica Vaticana al pueblo reunido en la plaza de San Pedro la elección del nuevo Papa, usando la tradicional fórmula:“Nuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam!”. El Romano Pontífice saluda al pueblo reunido en la plaza de San Pedro e imparte la bendición Urbi et Orbi.
El artículo 92 indica que “el Pontífice, después de la solemne ceremonia de inauguración del pontificado y dentro de un tiempo conveniente, tomará posesión de la Patriarcal Archibasílica Lateranense, según el rito establecido”. Se debe recordar que la Basílica de San Juan de Letrán es la sede catedral de Roma, es decir, su toma de posesión equivale a la toma de posesión que hacen los Obispos de su Catedral.
Fuente:Pedro María Reyes Vizcaíno, Doctor en Derecho Canónico.

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¿Quién será el nuevo Papa?Fuente: Información Alicante España




Convocan a los cardenales: Cardenales de todo el mundo viajan a Roma para elegir un sucesor. El derecho de elegir al nuevo pontífice corresponde solo a los cardenales menores de 80 años y no puede ser superior a 120.
Cónclave: La elección se lleva a cabo mediante una reunión secreta que puede durar varios días. Los cardenales se recluyen en el Vaticano "bajo llave" y no se les permite ningún contacto con el exterior hasta que todo termine.
Antes de iniciarse la votación, el lugar es revisado por expertos en seguridad para evitar que haya cámaras o micrófonos ocultos.
Elección: La votación tiene lugar en la Capilla Sixtina. Cada cardenal escribe su voto en un trozo de papel y lo coloca sobre una bandeja. Luego todos los votos se vuelcan en un cáliz. Se cuentan los votos y se unen entre ellos con hilo y aguja. Al final de dos rondas de elección, los papeles se colocan en un hornillo y son quemados.
Desde la chimenea de la Capilla Sixtina se informa al mundo de la decisión. Humo blanco indica que sea nombrado Papa; el humo negro significa que ningún candidato ha logrado el número suficiente de votos.
Anuncio del nuevo Pontífice: El nombre del sucesor no se anuncia inmediatamente. Se anuncia desde el balcón de la Basílica de San Pedro una vez que todos los Cardenales han felicitado al nuevo Pontífice y le han arreglado la vestimenta. El nuevo Papa da la tradición bendición de Urbi et Orbi e inicia el nuevo papado.
118 cardenales elegirán al nuevo Pontífice
Un total de 118 cardenales decidirán en marzo y desde la Capilla Sixtina quién será el sucesor de Benedicto XVI al frente del Obispado de Roma, en lo que se conoce como 'Cónclave' o reunión del Colegio Cardenalicio de la Iglesia Católica Romana.
El proceso de votación en el cónclave se divide en tres partes: 

  • Pre-escrutinio: (donde se preparan las papeletas y se elige, entre otros puntos, quién será el encargado de leerlas).
  • Escrutinio propiamente dicho.
  • Post-escrutinio: donde se recuentan los votos y queman las papeletas.
Con ello, en la tarde del primer día se realiza un escrutinio, que se repetirá hasta en los tres días siguientes, dos veces por la mañana y otras dos por la tarde, hasta que no se consiga la citada mayoría de dos tercios.
"Si al cabo de tres días no se ha conseguido el sucesor se convoca un día para el retiro y la oración de los cardenales", pudiendo llegar hasta las 21 votaciones. En el caso de que no se pongan de acuerdo, el escrutinio vuelve a interrumpirse y se prosigue con los dos cardenales que hayan obtenido mayor número de votos. Estos dos cardenales "tienen voz pasiva y no pueden votar".
Fumata blanca o fumata negra
Los escrutadores hacen la suma de todos los votos que cada uno ha obtenido, y si ninguno ha alcanzado los dos tercios de los votos en aquella votación, el Papa no ha sido elegido; en cambio, si resulta que alguno ha obtenido los dos tercios, se tiene por canónicamente válida la elección del Romano Pontífice.
Inmediatamente después, los escrutadores proceden a quemar las papeletas. Si la votación no ha sido fructífera las papeletas se queman con paja húmeda y se crea la "fumata negra", símbolo de que no ha habido consenso.
En cambio, en el caso de que se haya conseguido la mayoría de los dos tercios para contar con un nuevo obispo de Roma se producirá la "fumata blanca", una columna de humo blanco que sale de la Capilla Sixtina al terminar la exitosa ronda de votación.
Posteriormente, tendrá lugar la proclamación del mismo desde el balcón de la Basílica de la plaza de San Pedro del Vaticano, con el "Habemus Papam", una expresión en latín para significar que ya se ha proclamado un nuevo Papa, donde ya el nuevo Santo Padre impartirá su primera bendición "Urbi et Orbe". 



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