“Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.” Mt 18,5
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EL TRIUNFO DE LA VIDA











Triunfo de la vida

Viene la Magdalena por el sendero
hay una tumba abierta y un jardinero.
Alguien dice su nombre y la Magdalena
siente que se terminan todas sus penas.

Este es el triunfo lindo muerte vencida,
triunfo de Dios y el hombre
triunfo de la vida

Juan y Pedro corriendo hacia su gente,
llevan la gran noticia del Dios viviente.
Venga Tomás y toque, llagas y heridas,
créale a los demás, crea en la vida.
Hacia Emaús conversan los dos vecinos
mientras se junta a ellos un peregrino.
Cuando se parte el pan, ha anochecido
hay un Cristo viviente reconocido.
Larga noche sin pesca y los pescadores
echan redes, cansados de sus labores.
¡Qué cantidad de peces, cruje la quilla!
Es el Resucitado que está en la orilla.
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LA RESURRECCIÓN DE JESÚS

El misterio de la Resurrección recorre todo este tiempo. Se lo contempla bajo todos sus aspectos durante los cincuenta días. La Buena Nueva de la Salvación es causa del regocijo de toda la Iglesia .La Resurrección es el centro de toda la liturgia pascual.

Es este el tiempo de la Resurrección y, por tanto de la vida nueva y la esperanza. Es necesario proclamarlo ya que es una gran noticia para el mundo.


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CANTOS PARA COMPARTIR

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EL CIRIO PASCUAL



El cirio pascual representa a Cristo resucitado, vencedor de las tinieblas y de la muerte, sol que no tiene ocaso. Se enciende con fuego nuevo, producido en completa oscuridad, porque en Pascua todo se renueva: de él se encienden todas las demás luces.
El encender el cirio es, pues, un memorial de la Pascua. Durante todo el tiempo pascual el cirio estará encendido para indicar la presencia del Resucitado entre los suyos. Toda otra luz que arda con luz natural tendrá un simbolismo derivado, al menos en parte, del cirio pascual.
El Cirio Pascual se bendice por medio del bellísimo cántico llamado el Pregón Pascual: «Exsultet». Es la primera palabra que sirve de título de la oración cantada por un diácono mientras bendice el Cirio Pascual.

Esta oración se atribuye a San Agustín y se usa desde el siglo VII. Este himno es la culminación de esta «Fiesta de Luz» es el anuncio oficial de la Resurrección.

Se canta la presentación y misterio de esta noche santa y con ella la gran gesta redentora de Cristo. «Esta noche que separa por todo el mundo a los que creen en Jesucristo, de los vicios y de las tinieblas, de los pecados, los restituye a la gracia y los agrega a la sociedad de los Santos... Hoy se une lo celestial con lo terreno, lo divino con lo humano».

Así ha quedado bendecido el Cirio Pascual; símbolo de Cristo que ilumina al mundo con el brillo de su divinidad, evidenciada con su Resurrección.
La cera con que está fabricado, simboliza su divinidad; el pabilo, su humanidad y los cinco granos de incienso que se elevan en él, los estigmas de Cristo.
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