“Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.” Mt 18,5
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PARÁBOLA DEL SEMBRADOR

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CANCIÓN DEL SEMBRADOR

Salió muy temprano un sembrador, tirando
Semillas en derredor, estaba la tierra sedienta
de amor y el surco esperando el precioso don

¡Qué ilusión!, ¡Qué ilusión!, ¡Qué ilusión!,
Que tenía el sembrador
El quería ver crecer la flor

Y después el fruto madurando al sol.

Pero el grano que cayó a la orilla del camino,
Tuvo muy triste destino, un gorrión se lo comió.
Otras semillas fueron a dar,
a las duras piedras de un pedregal
allí a la sombra pudieron brotar
y éstas sí parecían que podían triunfar.

Pero cuando el sol salió, esas plantas se secaron
Sin raíz no soportaron, el calor de la aflicción.
Más aún quedan granos en un lugar,
donde hay abrojos sin arrancar
allí las semillas pudieron brotar,
Esta vez parece que fruto darán.

Pero a poco de brotar, estas plantas se murieron.
Los abrojos las cubrieron con su manto vegetal
Cuando ya parecía que no había más semillas
Dispuestas a germinar, unas hojas verdes
Se vieron brotar, en la tierra más fértil de aquel lugar

Con profunda raíz estas plantas germinaron
Y con su verdor pintaron, aquel suelo cual tapiz,
Como premio de color a esa tierra generosa
Surgieron flores tan hermosas,
Que deslumbra su esplendor
Y esta bella historia no acaba aquí
Lo mejor todavía lo tienes que oír
Pues salieron frutos por cientos o mil,
Y aquel sembrador cosechó muy feliz 7 comentarios

JESÚS HABLABA EN PARÁBOLAS

Parábola: es una palabra de origen griego que significa comparación, semejanza. Evoca un ambiente, describe una acción y sus consecuencias. Describe un dilema moral, un conflicto, sobre el que hay que pronunciarse y enfrentarse finalmente a ese resultado.

La parábola es un breve relato con un doble significado.
Jesús predica utilizando parábolas, es decir, ejemplos vivos, imágenes tomadas de la vida ordinaria, dándoles contenidos ricos y amplios. Su arte consiste en arrastrar a quienes lo escuchan a entrar en el juego del relato, a que tomen partido y puedan decidir que comportamiento seguir. Las parábolas no son sólo un medio de información: Jesús hace de ellas un medio de acción.

A nivel superficial, la parábola habla de siembra o de ganados, por ejemplo; pero en un nivel más profundo apunta a algo diferente y exige, por tanto, una interpretación.
La parábola busca siempre la participación del lector en el reino, y la parábola es un relato muy apropiado para desencadenar tal proceso. Por eso se dice que Jesús ha contado parábolas no tanto para enseñar algo a sus oyentes cuanto para cambiar algo en sus vidas.

La parábola se presenta así como una pregunta a la que se invita a responder, sin imponerse autoritativamente. Esperando que la respuesta adecuada cierre la dinámica iniciada por el relato de Jesús. «La respuesta del lector completa el significado de la parábola”.

La parábola busca, pues, desencadenar un proceso de transformación de la persona debido a la irrupción del reino de Dios en la historia humana. Este proceso transformativo se va a manifestar en las tres dimensiones temporales en las que vive la persona en este mundo:

Se trata de romper con un pasado que no se ajusta al reino que viene.
Se pide una decisión en el momento presente, que posibilite el reinado de Dios y nos transforme en «criaturas nuevas», algo que no basta con nuestras simples ganas o deseos, sino que es obra del Espíritu.
Por último, se abre ante nosotros un mundo nuevo, un futuro soñado, una nueva posibilidad de existencia que se anunciaba en la predicación del reino de Jesús y busca llevar a la persona a su plenitud.

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MAXIMILIANO KOLBE, UN SANTO

Maximiliano Kolbe fue un sacerdote franciscano detenido por los nazis.
A fines de julio de 1941 se fugó un preso del campo de concentración de Auschwitz, y —según una norma intimidatoria de los nazis— por cada hombre fugado deberían morir diez. La primera elección recayó sobre el sargento polaco Franciszek Gajowniczek (de 40 años), quien en medio del silencio empezó a llorar: «Dios mío, tengo esposa e hijos. ¿Quién los va a cuidar?». Entonces Maximiliano Kolbe se ofreció para sustituir a ese hombre, diciendo: «Yo me ofrezco para sustituir a este hombre, soy sacerdote católico y polaco, y no estoy casado».
El oficial lo aceptó y el padre Kolbe fue puesto en ayuno hasta morir. Pero como —tras padecer tres semanas de hambre extrema— sobrevivió a los demás, el 14 de agosto de 1941 fue asesinado por una inyección.Tenía 47 años de edad.

El papa Pablo VI lo declaró beato en 1971; a la fiesta asistió Franciszek Gajowniczek (de 70 años), el hombre por el cual Kolbe había ofrendado su propia vida treinta años atrás. Once años después, Juan Pablo II canonizó a éste ante una multitud de polacos, el 10 de octubre de 1982.

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UNA VIDA POR OTRA



Imagen del Daily Herald, momento en que el sacerdote católico Maximiliano Kolbe se ofrece a ocupar el lugar de un sargento polaco quien era padre de familia condenado en Dachau en represalia por la fuga de un prisionero. 0 comentarios